Atención con enfoque diferencial es una realidad en la Subdirección para la Adultez

Esta es la historia de una participante del Centro de Protección Integral para personas habitantes de calle en alta dependencia funcional, ubicado en La Mesa, Cundinamarca.

Todos los días, a las cuatro de la mañana comienza una nueva jornada para Marcela Andrade. Ella es una transgenerista bogotana de 38 años que ve cada amanecer como una oportunidad para seguir conquistando sus metas y superar con tenacidad el VIH que le diagnosticaron en 2007, noticia que en su momento fue un duro golpe, pero que hoy afronta sin temores.

A pesar de los difíciles momentos, que incluyeron discriminaciones y complicados estados virales, Marcela está convencida de que su fortaleza mental y el tratamiento que recibe de la institución Mesalud, gracias a un convenio con la Subdirección para la Adultez, la tienen en un óptimo estado, "la atención acá es excelente, tenemos enfermeras 24 horas al día y cumplimiento en las citas médicas y los medicamentos”, comenta.

Mientras acaricia un caballo, recuerda las malas épocas en la calle, cuando se prostituía y soportaba insultos y malos tratos. Fueron tres años de dormir en andenes, comer mal y resistir la inclemencia de una sociedad que no termina por aceptar la diferencia. Sin embargo, su renacer comenzó cuando se acercó a la Secretaría de Integración Social, donde funcionarios del Nivel Central le tomaron cariño y empezaron a invitarla a los servicios, mientras le ayudaban con algunos elementos básicos para subsistir.

Lleva un año y medio en su recuperación, y aunque nunca le han dado una fecha definitiva para retirarse del servicio, está segura de lo que quiere para su futuro. "Cuando termine la primaria y el bachillerato, voy a montar una peluquería porque quiero ejercer como estilista, no me voy a quedar acá para toda la vida”, sentencia esta estudiante de quinto de primaria.

Sus días transcurren entre el cuidado de su enfermedad y los quehaceres de la finca, que incluyen el mantenimiento de las caballerizas, la atención diaria a la huerta y los talleres de fabricación de cobijas y agronomía que ocupan su tiempo. Dice sentirse feliz porque en este Centro encontró en los profesionales, las personas del aseo y los vigilantes, la familia que nunca tuvo en Bogotá, por eso valora cada momento con ellos y los demás participantes.

Cuando se le pregunta por la discriminación hacia la población LGBT, no duda en afirmar que la sociedad avanza en la inclusión y lo seguirá haciendo, mientras las políticas públicas apunten hacia el restablecimiento de sus derechos. Este es uno de los espacios donde la Administración Distrital, a través de la SDIS visibiliza la atención con enfoque diferencial, una de las mayores apuestas de la Bogotá Humana.

Por: Ernesto Zota Correa

Asesor Comunicaciones - Subdirección para la Adultez