Óscar Javier Molina Trujillo nació hace 40 años en el departamento del Valle del Cauca. Laboraba en la Secretaría Distrital de Integración Social desde 1999, cuando ingresó al equipo que trabaja en la atención de los ciudadanos habitantes de calle de Bogotá, luego de salir de un proceso de mitigación de consumo de sustancias psicoactivas y resocialización en el Hogar El Camino de la SDIS.
Con un pasado en el desaparecido sector de El Cartucho, en el cual vivió por varios años, Javier dedicaba su tiempo a la recuperación de las personas que en algún momento convivieron con él, y los que diariamente encontraba en los territorios de la ciudad sumergidas en el consumo de drogas y en la segregación que sufren los habitantes de calle.
Alternamente a su labor en la SDIS, Javier era un líder social de la localidad de Usme, reconocido por su apoyo a las nacientes bandas musicales del sector, a quienes prestaba su estudio musical para que pudieran ensayar y grabar sus primeras canciones. Incluso, era quien gestionaba la inscripción de los grupos de rock y acompañaba su participación en los festivales. El rock corría por sus venas, tanto así que tenía su propia agrupación donde era capaz de interpretar todos los instrumentos.
Igualmente, se recuerda su obra en actividades sociales para recaudar regalos que se entregaban en diciembre en barrios deprimidos de la capital, oficio en el que no ahorraba esfuerzos. Uno de sus compañeros recuerda una frase con la cual se puede resumir su pensamiento: "Mi propósito en la vida es ayudar todos los días a algún habitante de calle”, decía.
Javier era uno de los funcionarios de la Secretaría de Integración Social más reconocidos por los habitantes de calle que frecuentan el Bronx, teniendo en cuenta su labor en el Grupo de Contacto activo que diariamente sensibiliza, atiende y traslada a las personas a los Centros de Acogida y Autocuidado de la SDIS en la localidad de Puente Aranda. Su trato con ellos era cordial y cercano, debido a su vivencia en las calles.
Apasionado por los medios, Javier era realizador de productos audiovisuales donde el principal tema era la habitabilidad en calle, tanto así que varios trabajos periodísticos reflejan su preocupación por la situación de las personas que recorren las calles de Bogotá y la falta de oportunidades que históricamente ha tenido esta población.
Javier deja un hijo de 18 años llamado Daniel y su esposa Viviana, quienes esperan que las autoridades establezcan los móviles de su asesinato.
