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Cuidadanía Móvil

El cuidado personal como motivación para el amor


Fotografía: Alexis López.Comunicaciones SDIS

 

Esta fue la experiencia de un ciudadano habitante de calle en la última jornada de Cuidadanía Móvil, que se llevó a cabo el pasado jueves en el Parque Lourdes, en la localidad de Chapinero.

Son las 7:00 a.m., Bogotá vive un clima raro. Por momentos el sol de la mañana, se convierte en una fina lluvia, pero sin ser aguacero y luego vuelve a salir el sol. Francisco Antonio Bojacá, un bogotano nacido hace 28 años en el Hospital de la Hortúa, se levanta de su cambuche y se dispone a recoger sus pertenencias. Ha consumido bazuco en la madrugada luego de llegar de reciclar, pero recuerda la invitación que le hiciera un promotor del Grupo de Contacto Activo de la Subdirección para la Adultez a la jornada de Cuidadanía Móvil en el Parque Lourdes y se dirige a ese lugar.

Cuando llega al parque, ya son las ocho de la mañana y regresa la lluvia por unos instantes. Dialoga con un promotor que conoce desde hace tiempo, pues Francisco asiste con frecuencia al Centro de Acogida y por lo tanto es un ‘cliente fijo´ en las actividades de autocuidado con habitantes de calle. Hoy su motivación de cuidarse viene del corazón: "Hoy me veo con mi novia Sandra y quiero que me vea bien presentado”. Es uno de los primeros que ingresa al contenedor para tomar el baño.

Al salir de las duchas le informan que va a recibir ropa nueva para cambiarse y de inmediato se dibuja una sonrisa en su dentadura golpeada por la inclemencia de la calle. Luego de estrenar indumentaria, Adriana Herrera, una promotora que lo saluda con calidez, lo invita a que se dirija a la ventana donde recibirá un delicioso tamal. Francisco se apresura a hacer la fila, pues el hambre asecha a esa hora de la mañana. Cuando degusta la primera cucharada de tamal, piensa en Sandra y dice: "Lástima que ella no está aquí”. A esa hora su enamorada lleva más de dos horas vendiendo dulces en el transporte urbano.

Al finalizar el desayuno, "Pacho” como algunos lo conocen, se dirige al área de peluquería donde las practicantes de la Academia de Belleza Orkus le ponen una bata plástica y le preguntan por su estilo preferido de corte. Él responde que le pasen la máquina por toda la cabeza, que solo le interesa verse aseado, sin cortes raros. Mientras lo atienden, cuenta que toda su vida ha estado en la calle, que vivió hasta la adolescencia en el Cartucho cuando sus padres murieron y que su familia está compuesta por su hermana Ana, que es mayor que él cuatro años, y por supuesto su Sandra.

"Desde que se acabó el Cartucho reciclo en Teusaquillo y Mártires, con esto trato de vivir lo mejor que pueda. A veces queda para la pieza, pero muchas veces toca dormir donde se pueda”, sostiene. Termina la sesión de belleza y su mirada se dirige al Unidad Básica de Atención del Hospital de Chapinero, quiere que un médico revise su estado. Es la primera vez en meses que un profesional de la salud lo valora, aunque en jornadas anteriores le fue aplicada la vacuna contra la influenza.

Al salir de la unidad móvil, manifiesta que el médico le dio algunas indicaciones para cuidar su estado de salud, pero en general lo encontró bien. Su delgadez es el resultado del consumo de sustancias psicoactivas y la precaria alimentación, un mal del que sufre una porción importante de los habitantes de la calle.

Luego de las 10:00 a.m. inicia la actividad física promovida por instructores del Instituto Distrital de Recreación y Deporte. Francisco no lo piensa dos veces para participar y hasta se anima a subir a la tarima y apoyar al ‘profe’ que motiva a sus compañeros a hacer aeróbicos y calentarse luego de la ducha y el desayuno. Con la música ‘Pacho’ se transforma y de nuevo aparece su característica sonrisa.

Se acerca el Medio Día y la información que le llega es que al almuerzo servirán una suculenta lechona para los participantes de la jornada, por supuesto se quedará a esperar. Al comprobar que era cierto el dato que recibió, corre a hacer otra fila: "Un manjar de estos no es de todos los días”, declara entusiasmado. Al comer, su rostro demuestra que disfruta el plato y, de nuevo, piensa en su querida Sandra. Si pudiera le llevaría un bocado, pero en esta ocasión el hambre es más fuerte que sus sentimientos.

Al terminar su almuerzo, agradece a los promotores por todas las atenciones recibidas en el transcurso del día y parte. Sale feliz del parque y se dispone a trabajar toda la tarde y conseguir algo de dinero para su cita nocturna. Desde hace cuatro meses que Sandra ocupa sus pensamientos y este día será la mejor ocasión para que lo vea diferente, limpio y con un aspecto que quisiera conservar. En esta oportunidad el amor fue su mayor motivación para cuidarse y lo logró con creces.

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